Director Supremo
El 15 de febrero de 1817
el general San Martín, mediante un bando, convocó a los habitantes de la ciudad
de Santiago a un Cabildo
abierto con el propósito de que eligieran tres representantes, uno por cada una
de las tres provincias en que estaba dividido el país: Coquimbo, Santiago y Concepción, y
que estos posteriormente eligieran un Director Supremo que gobernara el país. La
asamblea estimó innecesario este paso y eligió por aclamación como Director
Supremo al general José de San Martín, quien
agradeció el gesto pero no aceptó la designación pues manifestó que dedicaría
todo su esfuerzo a terminar la guerra contra España liberando al Perú. Se llamó a una nueva asamblea para el día
16, la que también por aclamación designó como Director Supremo al brigadier
don Bernardo O'Higgins.
Uno de sus primeros
actos fue ordenar la repatriación de los patriotas que el gobierno realista
había desterrado a la isla Juan Fernández. Su
primer gabinete estuvo formado por Miguel Zañartu como ministro del Interior
y Relaciones Exteriores, José Ignacio Zenteno ministro
de Guerra y posteriormente creó el Ministerio de Hacienda a cargo de Hipólito de Villegas.
San Martín estableció en
Santiago una sucursal de la Logia Lautarina, todos los asuntos de
importancia deberían ser tratados y aprobados por la Logia, por supuesto
O'Higgins fue miembro de esta Logia. La creciente intervención de argentinos en
los asuntos públicos comenzó a cambiar el sentimiento del pueblo hacia sus
amigos argentinos, la opinión pública empezó a sentir una sorda antipatía hacia
ellos, excepto hacia el general San Martín quién, gracias a su tacto y tino,
siempre fue admirado y querido por el pueblo chileno.
Una de las prioridades
del Director Supremo fue organizar un ejército nacional, el Ejército de Chile, y para
la formación de sus propios oficiales creó la Academia Militar la que
posteriormente se transformaría en la Escuela
Militar Bernardo O'Higgins. Al poco tiempo el ejército contó con
4700 efectivos. Las fuerzas realistas se atrincheraron en la ciudad de Talcahuano bajo las órdenes del coronel José Ordóñez.
Sorpresa de Cancha Rayada
En la tarde del 19 de
marzo el ejército patriota acampó unos dos kilómetros al norte de Talca
dispuesto a pasar la noche. San Martín viendo que su posición era poco
favorable decidió cambiar la ubicación de las tropas antes del amanecer, pero
el general Ordóñez los atacó en la oscuridad produciendo gran confusión y
pánico en las fuerzas patriotas. Durante la refriega O'Higgins fue herido por
una bala que le fracturó el brazo derecho. Este combate produjo más bajas entre
los realistas que entre las fuerzas patriotas, pero la exageración hizo que en
Santiago cundiera el pánico y hasta se comentó que San Martín y O'Higgins
habían muerto en la acción.
La herida en el brazo le
produjo fiebre y debió guardar cama en San Fernando, pero al
saber los hechos que ocurrían en Santiago, entre ellos que Rodríguez Erdoíza
había sido designado para compartir el mando de la nación y que había formado
un cuerpo de voluntarios armados, los Húsares de la Muerte, se
dirigió a la capital llegando con las primeras horas del día 24 de marzo e
inmediatamente reasumió el mando de la nación y restableció el orden en la
ciudad. Al día siguiente arribó el general San Martín lo que trajo más
tranquilidad a los habitantes de Santiago y luego de una junta de guerra
decidieron enfrentar a las tropas de Osorio en el llano de Maipo.
Batalla de Maipú
El 5 de abril las tropas
patriotas bajo el mando del general San Martín arrollaron a las realistas y
cuando O'Higgins llegó hasta el campo de batalla ya la victoria era completa.
San Martín y O'Higgins se fundieron en un fuerte abrazo, esta batalla aseguró
la independencia de Chile y es considerada la primera gran batalla americana.
El triunfo de Maipú
coincidió con dos hechos que afectaron directamente a O'Higgins, estos fueron
la noticia del fusilamiento de los hermanos Juan José y Luis Carrera acaecido
el 8 de abril en la ciudad de Mendoza y el asesinato de Manuel Rodríguez ocurrido
en Til Til el 26 de mayo.
Una vez ganada la
batalla, O'Higgins hizo suyo un voto hecho por el pueblo a la Virgen del Carmen
de que si se ganara la batalla se construiría un templo en su honor, dando
origen a la Capilla de la Victoria, predecesora del actual Templo Votivo de Maipú,
mediante decreto del 7 de mayo de 1818.
Primera Escuadra Nacional
O'Higgins reanudó sus
esfuerzos destinados a contar con una Escuadra que le
permitiera dominar el Pacífico. Después de la
victoria de Chacabuco habría dicho : “Este triunfo y cien más se harán
insignificantes si no dominamos el mar”. Para lograrlo envió representantes a Inglaterra y a los Estados Unidos con la misión de adquirir o
construir naves y contratar oficiales. Gracias al trabajo incansable del
ministro José Ignacio Zenteno y
la voluntad del
Director Supremo se pudo materializar esta gran empresa. En
abril se compró la fragata Lautaro, luego la corbeta Chacabuco, en junio el navío San Martín y el bergantín Galvarino y el
Director Supremo argentino envió el bergantín Intrépido. La
organización de estas naves se le encomendó al capitán don Manuel Blanco Encalada,
previamente se había dictado un Reglamento Provisional Orgánico de Marina, que
fijaba las dotaciones, sueldos, grados y equivalencias con los del ejército.
Con fecha 4 de agosto firmó un decreto que creaba en el departamento de Valparaíso una academia de jóvenes
guardia marinas, la que con el tiempo se transformaría en la Escuela Naval Arturo Prat.
Poco después, O'Higgins
tuvo la información que el Rey de España había enviado una nueva
fuerza de 2.000 hombres a Chile, fuerza que había zarpado de Cádiz el 21 de mayo en 11 transportes
escoltados por la fragata Reina María Isabel. El Director Supremo
ordenó el embargo de las naves neutrales y ordenó preparar la Escuadra, la que
al mando del ahora capitán de navío don
Manuel Blanco Encalada zarpó de Valparaíso un 10 de octubre, O'Higgins desde
uno de los cerros del puerto presenció el zarpe de esta Primera Escuadra Nacional manifestando:
"Tres barquichuelos dieron a España el continente americano; estos cuatro
buques se lo quitarán”. Las naves eran el navío San Martín, la
fragata Lautaro, la corbeta Chacabuco y el bergantín Araucano.
El 28 de octubre Blanco Encalada en la bahía de Talcahuano capturó la fragata María
Isabel y posteriormente a cinco buques transportes.
El agente enviado a Inglaterra logró contratar al destacado
marino inglés Lord Thomas Cochrane para
que asumiera el mando de la fuerza naval chilena con la facultad de contratar
oficiales ingleses como comandantes de sus naves. Cochrane, su esposa y sus dos
hijos menores fueron recibidos en Valparaíso por el propio O'Higgins el 28 de
noviembre de 1818.
Toma de Valdivia
Al regreso de Perú, Lord Cochrane inspeccionó la bahía de Corral y
planificó conquistar sus fuertes mediante un desembarco anfibio. Para ello
contactó al coronel don Ramón Freire que estaba a cargo de las
fuerzas patriotas en Concepción y con la
aprobación de O'Higgins, el 3 y 4 febrero, con 3 naves en las que embarcó a 250
soldados de Freire, conquistó al asalto las plazas de Corral y Valdivia. Luego del éxito de la toma de
Valdivia, Cochrane le propuso a O'Higgins atacar por sorpresa, lo antes
posible, con una fuerza de 2.000 hombres al mando de Freire el virreinato del Perú.
O'Higgins, pensando en San Martín, no aceptó la
idea.
San Martín mantenía su Ejército de los Andes acantonado
en Rancagua al mando del coronel don Juan Gregorio de Las
Heras mientras él se recuperaba de su reumatismo en los baños
de Cauquenes. A comienzos de marzo supo la caída
del gobierno de Buenos Aires y el
triunfo de revolucionarios contrarios a él. Entonces pensó en desligar el
ejército y su mando de las autoridades del Río de la Plata y trasladarlas a las
del gobierno de Chile. Con la completa aprobación de O'Higgins, el 2 de abril
en Rancagua reunió a su plana mayor y mediante un escrito explicó la situación
que se vivía en su patria: “El Congreso y el Director Supremo de las Provincias
Unidas no existen. De estas autoridades emanaba la mía de comandante en jefe
del Ejército de los Andes...” y continuaba explicando por qué a partir de ese
momento deberían buscar entre ellos un nuevo comandante en jefe pues él
renunciaba. La unanimidad de los oficiales reunidos votaron por la elección de
San Martín, lo que se ratificó mediante un acta. Cuando O'Higgins fue informado
oficialmente del acuerdo tomado por los oficiales de San Martín le comunicó a
Cochrane que el gobierno había decidido que la expedición al Perú se haría con
un ejército de 4.000 hombres mandados por el general San Martín. Esto fue el
comienzo de una tensa relación entre Cochrane y San Martín que el Director
Supremo tuvo que sortear con tacto, paciencia y voluntad.
Expedición Libertadora del Perú
O'Higgins y todo el
gobierno se dedicó por entero en preparar la expedición: el vestuario, los
víveres, las armas, los caballos y mulas para operar en tierra, el dinero para
los sueldos, pero había el problema del pabellón bajo el cual irían las tropas
al Perú. La mayoría de los oficiales eran argentinos, pero se les había
otorgado sus grados en el escalafón del Ejército de Chile de
acuerdo al acta de Rancagua en que se habían desligado de las autoridades
transandinas, además que casi la totalidad de los soldados eran chilenos, como
también lo eran la Escuadra y las naves que los transportarían. Hasta que en
una reunión se le planteó directamente la pregunta al generalísimo, el que
respondió: “Con la chilena, señor Marín”. El Senado redactó completas y
detalladas instrucciones a las que el general San Martín debería ceñirse
durante su mandato. O'Higgins las recibió y no se las transmitió a San Martín
confiando en el juicio y criterio de su amigo.
El 18 de agosto en
Valparaíso comenzó el embarque de los regimientos y el 20 de agosto en 22
transportes escoltados por 9 naves de guerra, bajo el mando de Cochrane y el
ejército bajo el mando de San Martín, zarpó la Expedición Libertadora
del Perú. O'Higgins luego del zarpe envió una proclama escrita en
castellano y en quechua dirigida al pueblo peruano y otra dirigida a los
habitantes de las provincias del Río de la Plata. De ambas
proclamas se imprimieron miles de ejemplares los que fueron repartidos en ambos
territorios. A su regreso a Santiago, el Senado en señal de gratitud le
confirió el grado de Capitán General haciéndolo
efectivo en forma retroactiva al 14 de diciembre de 1818.
El esfuerzo económico
que significó el alistamiento de la Expedición Libertadora afectó gravemente
las finanzas de la República y también las de O'Higgins, pero en el campo
político empezó a tener problemas, se le criticaba el poder omnímodo que
poseía, se le criticaba la designación de Rodríguez Aldea como
ministro de Hacienda a quien se le relacionaba con el complot de abril y
finalmente el Senado, cuando supo que no le había entregado sus instrucciones a
San Martín, con fecha 2 de octubre reprobó completamente su decisión haciéndoselo
saber por escrito y representándole los problemas futuros que se podrían
presentar.
Guerra a muerte
La preparación y
alistamiento de la Expedición Libertadora
del Perú le restó hombres y medios a la fuerza patriota que
combatía contra las guerrillas realistas en el sur, lo que a partir del mes de
mayo fue aprovechado por Vicente Benavides para intensificar sus
acciones contra los patriotas e incluso intentar avanzar hacia la capital con
una fuerza que llegó a tener alrededor de 3.000 hombres, de los cuales la mitad
eran indígenas pehuenches. En este
período tuvieron lugar las batallas del Pangal, el 22 de septiembre y entre el 26 y 28
del mismo mes la horrible jornada de Tarpellanca en que
unos 400 patriotas fueron masacrados. Dado la gravedad de la situación dispuso
que el coronel don Joaquín Prieto se trasladara a la región
del Itata para que
organizara con las milicias locales la resistencia a Benavides.
Al finalizar el año 1821
el coronel don Joaquín Prieto logró
en las orillas del río Chillán una gran victoria sobre los
montoneros realistas de Benavides y luego
recuperó varias poblaciones para la Patria. Poco después, Benavides fue
capturado y llevado a Santiago donde luego de un juicio, a fines de febrero fue
ahorcado. Los guerrilleros, ahora sin jefe, depusieron las armas aceptando la
amnistía que les ofreció el gobierno.
Obra administrativa
O'Higgins ordenó diseñar
una nueva bandera que sustituyera la primera del período de José Miguel Carrera, por
lo que hubo una segunda bandera de transición que se izó por primera vez el 26
de mayo hasta que pocos meses después se aprobó definitivamente la bandera tricolor de la estrella solitaria que
flameó como emblema de Chile a partir del 18 de octubre.
española había adherido
abiertamente a la causa realista, en conocimiento de ello O'Higgins lo deportó
a la ciudad de Mendoza, lo cual
no fue bien visto por la aristocracia. También fijó un plazo de 8 días para que
se quitaran de los frontis de las casas los escudos de armas e insignias de
nobleza. Abolió el uso de los títulos hereditarios y en cambio creó la Legión de Mérito de Chile para
premiar las virtudes cívicas y militares.
Para mejorar el
alumbrado público dispuso que los vecinos pusieran luz en las puertas de sus
casas. Editó un periódico semanal titulado "Gaceta del gobierno de
Chile" para dar a conocer las disposiciones administrativas y las noticias
tanto nacionales como del extranjero. Sustituyó la moneda con la efigie de Fernando VII por una con el sello del
gobierno.
Diseñó y dirigió
personalmente, en la capital Santiago, la transformación de la Cañada, lecho de
un antiguo río convertido en basural, en una alameda bella y acogedora; para
realizar este trabajo empleó a prisioneros realistas. Para estimular la lectura
reabrió la Biblioteca Nacional fundada en 1813 y que había sido cerrada durante
la Reconquista española. El 29 de junio, doña Rosario Puga, que se había
radicado en Santiago, dio a luz un varón que fue bautizado como Pedro y de
padres desconocidos según el registro parroquial de la iglesia de San Isidro,
este infante era su hijo, al que doña Isabel Riquelme, su abuela paterna, no perdió
nunca de vista y que en la intimidad fue llamado Pedro Demetrio.
Segunda fase del Gobierno de O'Higgins
O'Higgins había apoyado
la construcción del canal del
Maipo, obra que permitiría regar por primera vez el extenso llano
del río Maipo ubicado al
sur de la capital y ahí pensó construir una villa donde pudieran instalarse los
militares en retiro, las viudas y los huérfanos de las guerras de la
independencia, para su felicidad el 9 de febrero se hizo el trazado de ese
nuevo pueblo que llevó el nombre de San Bernardo en su
honor.
Con gran júbilo
O'Higgins y el pueblo de Santiago recibieron la información de San Martín que
el día 2 de julio había entrado en Lima sin
disparar un solo tiro ya que el Virrey había preferido abandonar la ciudad para
preparar la resistencia en el interior y junto con la noticia le envió de
regalo cuatro banderas chilenas, tomadas por las fuerzas realistas en el sitio de Rancagua, que
estaban guardadas en una iglesia limeña.
En septiembre, O'Higgins
recibió la noticia de que el 4 de ese mes en la ciudad de Mendoza, luego de un juicio había
sido ejecutado don José Miguel Carrera,
noticia que le trajo tranquilidad pues con ello se eliminaba un foco de
preocupación por la estabilidad del país. O'Higgins mostró públicamente su
satisfacción.
Hacia fines de año la
preocupación de O'Higgins estuvo centrada en la ruptura definitiva entre San
Martín y Cochrane y en los crecientes rumores de que en Perú, San Martín y sus
oficiales estaban decididos a borrar todo vestigio de la participación que le
cupo a Chile en la organización y realización de la expedición libertadora.
Además nadie aprobaba que San Martín gobernase en Perú bajo el título de
Protector.
Las relaciones de
O'Higgins con el Senado estaban cada vez más tirantes, éste aconsejado por su
ministro Rodríguez Aldea no
estaba dispuesto a ceder en sus prorrogativas. El padre Camilo Henríquez le
hizo ver el descrédito que el gobierno tenía en el extranjero y le aconsejó
darle al país instituciones democráticas. O'Higgins llamó a los cabildos que enviaran
un diputado a una próxima convención, diputados que en forma reservada el mismo
O'Higgins había escogido previamente. El 23 de julio se inauguró la convención
y ante ella O'Higgins renunció para que esta designara a su sucesor pero los
diputados por unanimidad rechazaron la renuncia y le reiteraron su mandato. Sus
partidarios quedaron contentos con el paso dado en pro de una mayor democracia,
pero sus adversarios difundieron la maquinación que el gobierno había empleado
en la designación de los diputados.
Abdicación
En Santiago se supo que
las tropas de las provincias de Coquimbo y de Concepción marchaban ya hacia la
capital. Estas noticias intranquilizaron a la población que vio la cercanía de
una guerra civil con las consecuencias que todos imaginaban. Ante esto el
gobernador intendente de Santiago, José María de Guzmán. en la noche del 27 de
enero reunió en su hogar a los más connotados patricios para dar los últimos
arreglos a un plan revolucionario destinado a derrocar al Director Supremo para
así evitar el enfrentamiento con las otras provincias.
En la mañana del día
siguiente, 28 de enero, carteles llamaban a un cabildo abierto para el medio
día en la casa del obispo donde funcionaba la intendencia desde el terremoto.
El motivo era pedirle al Director Supremo que renunciara el mando, pero no
sabían como reaccionarían las fuerzas militares de la capital. Consultados los
comandantes manifestaron que ellos no actuarían contra el pueblo, pero ello
estaba subordinado al respeto que debería tenerse con el Director Supremo. Se
envió un emisario a solicitarle a O'Higgins que concurriera al cabildo y éste
respondió que no le reconocía a la asamblea la representación del pueblo. Luego
de varias diligencias por fin O'Higgins se vistió con su uniforme de gala y
acompañado por sus dos edecanes se dirigió a caballo al cuartel de la Guardia
de Honor, los hizo salir en formación hacia la plaza, eran ya las cuatro de la
tarde. Posteriormente hizo traer sus insignias de mando, se terció la banda y
prendió en el lado izquierdo de la casaca la estrella de Gran oficial de la
Legión de Mérito y se encaminó hacia el Consulado donde estaban reunidos los
asambleístas. Eran aproximadamente las cinco y media de la tarde. Al entrar a
la sala, todos los asistentes, se pusieron de pie con respeto, O'Higgins avanzó
y con gran seguridad y aplomo se puso frente a la asamblea, eran unas
trescientas personas que le miraban inmóviles y en silencio. Luego O'Higgins se
dirigió a la asamblea y les pidió que designaran una comisión de individuos
respetables con los cuales seguir tratando el asunto. Mariano Egaña propuso los
nombres de los integrantes de la comisión, 11 en total y el resto abandonó la
sala en espera de los acontecimientos.
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